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Mulleres en Igualdade de Vigo

la violencia silenciosa

“El 13% del total de las fallecidas por violencia de género desde que hay estadísticas, eran mujeres mayores de 60 años.”

Este mes de noviembre, se celebra el día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Por eso, es interesante recordar que el 42% de las mujeres a partir de los 65 años han sufrido violencia física, sexual o emocional a lo largo de su vida.
Este tipo de violencia, se la conoce como “LA VIOLENCIA SILENCIOSA», entre otros motivos, porque casi no hay datos oficiales.

Son muy pocas las mujeres que dan el paso de denunciar, salvo en el caso de haber recibido una paliza, es más que improbable que estas mujeres se contabilicen como maltratadas. Las mujeres mayores ocultan la violencia vivida en mayor medida que el resto de las mujeres, lo que las hace especialmente vulnerables por la falta de visibilidad del problema.

Son muchas las razones que tienen para no denunciar, nos encontramos con mujeres en las que la gran mayoría, han recibido una educación en la que se las relegó al papel de cuidadora, esposa y madre, donde su entrega a los demás forma parte de su propia identidad. Además, en muchos casos se enfrentan a una total falta de apoyo de su entorno, entre los que se encuentran su familia y sus propios hijos, que en muchos casos siendo conocedores del problema, prefieren que sea la víctima la que siga sufriendo al maltratador, antes que tener que hacerse ellos cargo de su cuidado.

En el ámbito rural la situación es todavía peor, ahí pesa mucho «el que dirán», ya que si una mujer entra en el Cuartel de la Guardia Civil, todo el mundo sabe a que ha entrado.

Muchas de estas mujeres maltratadas están convencidas de que la agresión es algo normal, no son capaces de reconocerse como víctimas de violencia de género. Las han educado para callar y perdonar, tienen interiorizado el sentido de pertenencia a sus maridos y eso las imposibilita a enfrentarse a ellos .

Muchas de ellas mantienen o han mantenido una relación con el agresor durante toda su vida, lo que hace que el impacto negativo en estas mujeres sea todavía mayor, tanto a nivel físico como a nivel psicológico, asociando en muchas de ellas trastornos como la depresión y/o ansiedad.

En muchos casos hay que añadirle el «EDADISMO», que impone barreras a este grupo de mujeres mayores para denunciar el maltrato y a las instituciones para detectarlo.